“La muerte del pasado, nacer para la nueva vida…; la transición
entre dos mundos…; obediencia ciega, silencio absoluto y completo autodominio….;
tres elementos: cuerpo, corazón y espíritu; como nexo de unión entre lo humano
y lo sagrado; como primer test de la vida, la historia no reza a los mas débiles…;
de niño a hombre de niña a mujer….; de la ignorancia al conocimiento”.
Antes de empezar con las clases y el trabajo de investigación sobre
la realidad de la mujer, debíamos de conocerlos, saber de su educación,
entender la sociedad…buscamos el porque…
¿Por donde empezar? Seguido nos señalaron “La Iniciación”.
Conocida por ser clave para la formación del adulto. La
“Iniciación” la entrada en la sociedad humana. Cada tribu tendrá su ritual, en
su esencia trata de la muerte del niño para su nacimiento como un ser adulto.
Para ello será arrancado de la sociedad, su separación de la familia será para
una mejor entrada en una nueva vida, romperá con el pasado; para después, en
una fase de aislamiento mediante danzas y cantos se le transmitan las
tradiciones y secretos de sus antepasados. Saldrá siendo adulto para
reintegrarse siendo sometido a testes físicos, psíquicos y espirituales,
dándose una integración tanto vertical como horizontal, …porque si sufrir hace
madurar, sufrir en conjunto les hace nacer en conjunto, los convierte en
hermanos que salvaguardarán hasta la eternidad los mismos secretos tribales.
El maestro les asignará un nuevo nombre con el que serán
presentados a sus padres en su encuentro; se trata del momento del discurso de
adiós del maestro, cuya misión ya ha tocado su fin. Destruirán toda señal
visible del período de iniciación (cabaña, fuego…) para que los no-iniciados no
profanen los secretos de los Antiguos.
Según la cosmovisión negro-africana el ser humano es parte
complementar del todo, de la sociedad. La interacción cobra un papel central,
organizándose la relación entre miembros según tres criterios: sexo, edad, posición
social. La intención original de la creación es la fecundidad; esterilidad es
sinónimo de estado no-normal. En este caso el acto sexual se entenderá como
inútil (aunque no ilícito).
Hemos tenido la suerte de escuchar de primera mano a una
descendiente directa de la tribu Makonde, Saikina, siendo ella de
Tanzania se encuentra aquí entre nosotras, donde también dicha tribu se
encuentra presente.
Saikina a sus 13 años se encontraba fuera de Tanzania, en
Mozambique. Un día su hermano mayor (que también vivía en Mozambique) le
sorprendió diciendo que esa misma tarde iba a comenzar su retiro de iniciación.
No era nuevo para ella…ya había visto pasar por ello a sus hermanas…
En su caso, el retiro duró 30 días y lo realizó sola (pese a compartir
la ceremonia inicial y final con el resto de iniciandos) con una madrina que su
hermano se había preocupado en elegir para ella.
En la ceremonia inicial todos se rasuraron la cabeza, les
depilaron las cejas y les quitaron la ropa. Repartieron diferentes prendas a
hombres y mujeres. Nos cuenta Saikina que ésta fue una de las partes más
difíciles para ellas, ya que su vestimenta se limitaba a una capulana amarrada
cual pañal, quedándoles el pecho al descubierto.
Asimismo, se impregnarían el tronco, las extremidades y la cara
con el jugo de la planta de muciro, quedando pintados con un color blanquecino.
Será ésta la imagen que les acompañará a lo largo de sus días como iniciandos.
Otro de los momentos recordados por ella, será el trayecto desde
el lugar de la ceremonia de iniciación hasta la casa de su recién conocida
madrina. Lo realizó de “chapa”, caóticos buses de 8 plazas donde el mínimo de
personas nunca es inferior a 28! Pues bien, Saikina se tenía que cubrir la
cabeza con una capulana y no podría mirar más allá de sus pies.
Una vez en “casa” la madrina le asignaría el cuarto del que no
podría salir durante todo el periodo de iniciación; le quedaba terminantemente
prohibido mirar al cielo, una ducha por semana y sólo se podría ausentar de
este espacio para ir al baño. Dormiría encima de una esterilla al ras del
suelo, pero no la primera noche, que la tuvo que pasar danzando y “batukeando”
hasta el amanecer. ¿Encuentro con antepasados? Ríe….
Cuando alguien venía a visitarle, tenía que arrodillarse y
aproximarse a esa persona de rodillas, para agacharse cuando llegara a su lado
y tocarle los pies con sus manos. Apenas podría hablar.
Un paño cubriría la cara-ojos de Saikina durante los 30 días; sólo
podrá mirar hacia abajo, símbolo inequívoco de obediencia.
Al ver nuestros rostros de asombro, sonríe como siempre y simula
los bailes; recuerda entre risas la ceremonia final, en la que tendría que
caminar largos kilómetros por la Costa del Sol entre los flashes de los
turistas, algo prohibido para ellos. Finalmente llegaría al escenario de la
ceremonia final, su lugar sagrado, presidido por una gran fogata sobre la que
tendrían que saltar descalzos bajo la atenta mirada de sus familiares. Serán
saltos animados tanto con los azotes dados por los familiares, que se ayudan de
grandes palos, como por los alegres bailarines Mapikos; ¡una de cal y
una de arena!
Cada vez que la escuchamos, nos sumergimos en una fantasía repleta
de realidad, tan cercana para alguien que pisa estas tierras. Saikina ríe
rebosante…al ver nuestras caras, nos vacila; nos cuenta cómo su sobrina aún no
consigue desprenderse del miedo que le tiene desde niña a su abuela, al tener
ésta el labio perforado con un grande botón de madera. Continúa diciéndonos que
su padre tiene toda la espalda tatuada y los dientes afilados, todo fruto de
estos ritos. Ella ya no tiene marcas físicas, sólo una sonrisa que se desborda
de su cara, se rie …y la seguimos embobadas.
Aunque son unos pocos los secretos y misterios que salen a la luz
de estos ritos..el mensaje que consiguen transmitir es poderoso, palabras como
circuncisión, purificación, sufrimiento, encuentros con antepasados y sus
palabras curativas; … no nos dejan indiferentes…palabras con eco, que rebotaran
una y otra vez en nuestro periodo “iniciático”.
Cuántos misterios nos tendrá guardados la tierra de fuego?! Seguiremos contando…. ;)
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